En su lucha contra la pandemia del nuevo coronavirus, de forma derivada, República Dominicana enfrenta otras amenazas por su impacto en la economía nacional, en su sector externo, al igual que sucede en el resto de las naciones afectadas.
Se trata del impacto en la capacidad de pago de sus deudas con los mercados financieros, donde se gestiona y se contratan nuevas deudas pública para salir de las viejas.
En ese mercado global la creciente percepción de riesgos que provoca la pandemia eleva las tasas de interés, que en las gráficas a veces parece como un cohete que despega en camino hacia la Luna.
Eso es observable desde la última semana de febrero de este año, cuando el Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI), correspondiente a República Dominicana, cruza el umbral de los 400 puntos porcentuales, bajo el cual cómodamente se movía desde principio de enero de 2017.