«Nunca he rezado tanto en mi vida», esa fue la afirmación de la cantante estadounidense Pink, al confesar que ella y su hijo estuvieron graves por el COVID-19.
La cantante Pink y su hijo Jameson han pasado el coronavirus y aunque aún están en proceso de recuperarse por completo, la artista ha querido compartir con sus fans el mal momento y el miedo que han pasado, tal y como recogía People.
Durante una conversación en directo en Instagram con su amiga y autora Jen Pastiloff Pink aseguró que ahora «se sentía mejor» después de mostrar síntomas de COVID-19, junto con su pequeño, mientras que su esposo Carey Hart y su hija Willow de 8 años han estado sanos.
Pink, de 40 años aseguró que «hubo muchas noches en que lloré y nunca he rezado más en mi vida». «Pensé en que nos prometieron que nuestros hijos estarían bien. Y no está garantizado. No hay nadie a salvo de esto», reflexionaba.
«Jameson ha estado muy, muy enfermo», aseguraba la artista, que ha llevado «un diario de sus síntomas durante las últimas tres semanas y también de los míos. Todavía, tres semanas después, tiene una temperatura de 37,8. Ha sido una montaña rusa para los dos», revelaba Pink.
«Mi familia ya se estaba refugiando en casa y continuamos haciéndolo durante las últimas dos semanas siguiendo las instrucciones de nuestro médico. Hace solo unos días nos volvieron a hacer las pruebas y ahora hemos dado negativo», decía con alivio.
La cantante reveló además que ha donado 500.000 dólares para la lucha contra el coronavirus, dando el dinero al Fondo de Emergencia del Hospital de la Universidad de Temple en Filadelfia «en honor a mi madre, Judy Moore, que trabajó allí durante 18 años en la Cardiomiopatía y Centro de trasplante de corazón». Y otro medio millón de dólares al Fondo de Crisis de Emergencia COVID-19 del Alcalde de la Ciudad de Los Ángeles.